Dos desconocidos que se conocen muy bien.

Como me gustaría haberte conocido por carta, por teléfono, por internet, solo conocer tu voz, no saber la forma con la que me miras, con la que me abrazas, no saber tus defectos físicos, no saber de ti en ese aspecto, sería todo tan especial, tan inocente, tan bonito, tan transparente, tenerte en mi mente, sin una altura fija, sin un cuerpo, sin una silueta, solo parte de tu rostro, conocer solo una parte de ti y no cansarme de tu sonrisa, de tus abrazos, de tus miradas, de ti en conjunto, de todo lo que equivale tu amor y echar de menos a alguien que no he tocado, que no he visto, es una sensación que me gustaría sentir, dos corazones, amigos y queridos, perdidos y sentidos, dos corazones desconocidos. Pero no es así y te conozco tanto como tu madre te conoce, conozco tu roce, he visto tu sonrisa y te he amado, he visto tus caricias y te he abrazado, te echo de menos aun así pero no echo de menos quererte, no digo que me canse de verte por mucho que sepa que aunque no estés voy a tenerte. Pero imagino una despedida y un recibimiento, más emotivo y con más sentimiento, porque los segundos a tu lado son incontables por saber que al día siguiente te tendré a mi lado, si no fuera así los habría contado, porque los segundos en silencio contigo es tiempo desperdiciado, si no fuera así, los habría aprovechado.

Alejandro García, Éramos como dos desconocidos que se conocían muy bien.

0 comentarios:

Podría ser...

Comparaciones que intentan ser odiosas o diosas que intentan comparar.